Sin fuerzas para levantarse, la princesa en el atardecer queda rendida en un suelo fundido en agua...se encontraba como en su mente, hundida de buenos y malos recuerdos que forman parte de su vida. Gracias a dichos recuerdos aprendió a como amar, apreciar e intentar mantener el equilibrio en su vida. Algunas pequeñas lagrimas corren por sus mejillas sin poder evitarlo, más aun así sonríe e intenta ponerse nuevamente de pié. La princesa no tiene un destino marcado, ni ninguna misión planteada además de poder ser feliz después de aquellas montañas. Espera una vida próspera llena de emociones, llenas de regalos, nuevas personas y nuevos sentimientos que se abren paso a través de los campos. Un río cursa su camino diario y la hidrata de energía fresca con sus ropas ya algo maltratadas por el camino...no espera que nadie venga por ella solo espera poder ir con alguien que la necesite, poder ser aquella persona orgullosa de su pasado, presente y futuro, que en su corazón solo existan sonrisas de las personas a las que pudo hacer feliz en un momento dado y que por ese momento ella halla aprendido a ver mas allá de los ojos de un ser cualquiera.
El tiempo es el que nos enseña a vivir, lo que nos demuestra que a veces poco es mucho desde la vista de algunos otros corazones para los que uno significa demasiado en sus vidas. No por caer se da por vencida la vida, si no luchas no hay perdidas ni ganancias...no es fácil dejar de mirar hacia atrás para concentrarse en el ahora y en lo que viene, pero a veces esa prueba es la mas concreta y la mas necesaria para poder encontrar la verdadera felicidad.
See you later ~
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